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La nueva humanidad, retrato de Cristo

Como hijos queridos de Dios, traten de imitarlo. Sigan el camino del amor, a ejemplo de Cristo que los amó hasta entregarse por ustedes a Dios como ofrenda y sacrificio de aroma agradable. En cuanto a la inmoralidad sexual y cualquier tipo de impureza o de codicia, ni se nombre entre ustedes, como corresponde a consagrados; lo mismo digo respecto de las groserías, porque todas estas están fuera de lugar; lo que deben hacer es alabar a Dios. Porque han de saber que ni el que comete inmoralidades sexuales, ni el impuro o el avaro -que es una forma d idolatría- recibirá una herencia en el reino de Cristo y de Dios.

Efesios 5, 1 - 5 La Biblia de nuestro pueblo

Cuando el Apóstol Pablo visita Éfeso, se encuentra con algunos cristianos no bien formados e inicia la labor de instruirlos correctamente. En esta cita San Pablo se dirige a pequeñas comunidades cristianas que se encuentran esparcidas en las grandes ciudades del imperio y están siendo influenciadas por las presiones negativas del ambiente donde se encuentran. Menciona puntualmente acciones pecaminosas que deben evitar a fin de que se mantengan fieles a ser reflejo del ejemplo de vida de Cristo Jesus.

Con esta carta una vez más podemos notar como La Palabra es viva. Al igual que en aquellos tiempos, vemos claramente que nuestro ambiente de hoy nos bombardea formas de proceder inmorales, pero peor aún, al seguirlas somos vistos con admiración y respeto. Aunque la verdad es que sin duda no son más que conductas que nos alejan rápidamente de la gracia de Dios. El estilo de vida que hoy el mundo nos vende como lo actual, moderno y que da cierto aire de superioridad, solo nos encamina hacia un vacío existencial cada vez más profundo. Ser disciplinados, hacer las cosas con criterio, calidad y a su tiempo, ahora es visto como parte de una historia antigua de lo que una vez fuimos y que ya no funciona. Al menos esa es la forma que unos han adoptado y con la que otros, en ocasiones, nos vemos involucrados también.

Es por eso que como cristianos llamados a promocionar con acciones la nueva humanidad que Cristo Jesus nos enseñó, debemos ser firmes y constantes en mostrar que existe otra forma de proceder. “Dar testimonio de Cristo que nos amó hasta entregarse por nosotros”. Estamos llamados a enseñarle a nuestro compañero de trabajo, al vecino, al personal de servicio, al portero, al chofer de transporte público, a mi hermano, a mis padres… la forma correcta de vivir, vivir como nueva humanidad, siguiendo el ejemplo de amor de Jesús.

Nuestro compromiso como personas de fe nos compromete a enseñar la santidad del amor, la fidelidad y el sexo como un acto hermoso propio solo del matrimonio. Somos los responsables de proyectar la bella forma de vivir el noviazgo, a la manera de Dios, íntimamente e inseparablemente relacionado a su voluntad. San Pablo también nos anima y nos prevé para que nos mantengamos lejos de cualquier cosa que nos sea ocasión de impureza (pecado). Nos instruye con varias técnicas que podemos utilizar, que le agradan a Dios y que son aplicables en nuestro día a día:

1. Pensar bien antes de actuar (¿qué haría Jesus en mi lugar?).

2. Evitar las cosas o pensamientos que nos sean motivo de pecado.

3. Utilizar palabras que sean de bendición para quien las escuchan.

4. Ser amables con los demás (incluso con quien nos hace daño).

5. Alabar a Dios en todo momento.

Como instrumentos de luz, asistidos por el Espíritu Santo y la Santa Iglesia, los cristianos estamos llamados a ser distintos. Debemos hacer la diferencia con acciones que despierten en los demás la inquietud por saber qué motiva en nosotros el ser parte de la diferencia. Que los otros tomen el bonito ejemplo que brinda el vivir sin relativismos, sino, más bien con la certeza de ser amados hijos de Dios. Debemos ser fuertes, incansables al nadar en contra de las corrientes carentes de sentido que nuestro entorno nos presenta como buenas y normales.

Procuremos que al pararnos delante de un espejo podamos ver el rostro de Cristo reflejado en Él.

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