Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres.
Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña. Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa.
Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo.
Mateo 5, 13 – 16
Biblia El Libro del Pueblo de Dios
La tradición bíblica ha visto en las propiedades de la sal –dar sabor y preservar los alimentos- un símbolo de la sabiduría. Para Mateo, esta sabiduría es la Palabra de Dios, la Buena Noticia, personificado en la vida de los creyentes: “Ustedes son la sal de la tierra”.
En la misma línea se mueve la comparación de los cristianos con la luz del mundo. Más explícitamente que la sal, la luz evoca el mensaje de Jesús reflejado en la conducta diaria de sus seguidores. San pablo dirá “si en un tiempo eran tinieblas, ahora son luz por el Señor: vivan como hijos de la luz” (Efesios 5, 8). También la luz, sin el testimonio, es opaca; brilla solamente a través de las obras.
En la visión de Isaías de la ciudad irradiando luz desde lo alto y atrayendo a todos los pueblos de la tierra (Is 60, 1 – 3) ve el evangelista la misión universal de anunciar la Buena Noticia, encomendada a los que han sido ya iluminados por la luz de Cristo.
El Señor se glorifica a través de nosotros. Demos gracias porque nos ha elegido como sus instrumentos para que sean muchos los que se conviertan y sigan su camino por medio nuestro a través de la gracia que Dios ha depositado en nosotros. Seamos luz del mundo para que ayudemos a nuestro Padre a buscar esa oveja que aún está perdida. Seamos sal para darle sentido a la vida del prójimo presentándole a un Dios vivo y lleno de amor por cada uno de nosotros.
Así como “no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón” Dios no espera que te quedes ‘callado’ con la luz que recibiste de Él, con los dones que ha puesto en ti ve y lleva la Buena Noticia que ilumine a todos a seguirle.
Comentarios
Publicar un comentario