“No salga de sus bocas ninguna palabra ofensiva, sino solo palabras buenas que ayuden a crecer a quien lo necesite y agraden a quien las escucha.”
Efesios 4, 29
Biblia de Nuestro Pueblo
El apóstol San Pablo, a través de esta cita, nos hace un llamado a la consciencia, nos hace una petición para que nos comportemos como verdaderos cristianos, utilizando nuestra boca como medio de bendición para hacer crecer a nuestro prójimo en lugar de dañarle.
Esta cita expresa la forma en la que Jesús hablaba al pueblo. Nos dice que como cristianos debemos vivir y desvivirnos por los demás ya que las buenas palabras, honestas, verdaderas y amables, ofrecen respeto al prójimo dando una sublime muestra del amor que hemos recibido de nuestro Redentor y llevándonos a cumplir el mandamiento único que Jesús nos enseñó: “Ámense unos a otros como yo los he amado”.
La enseñanza que nos llevamos hoy es la de imitar a Jesús, quien al hablar siempre exaltaba la grandeza de Dios Padre, derramando bendiciones a través lo que decía con palabras que eran buenas en todo momento y a través de las cuales edificaba a su pueblo.
Reflexión:
Las palabras que salen de tu boca… ¿Son buenas o son ofensivas? ¿Hacen bien a quienes las escuchan o hacen daño? ¿Sirven para edificar o para destruir? Cada vez que tengas que decir algo, recuerda que toda palabra que salga de tu boca debe ser siempre buena para edificar, para ayudar a crecer, para hacer el bien y para agradar a quien la escucha.
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